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Tú que hi veus el got mig ple o el got mig buit?
Com tots ja sabem el nostre estat d’ànim es com una montanya russa.. te alts i baixos i mai saps com reaccionará, sempre t’endus sorpreses, sorpreses que la vida et té preparades. Pero es important enfrontar-les amb positivisme, intentar en les situacions dificils o quan tenim càrregues molt grans o en dies que el color més intens és torna gris als teus ulls, just en aquells dies, es quan és important veure el got mig ple i veure el sentit bo de les coses, animar-te a pensar que el dia seguent será millor. És dificil i les situacions personals canvien molt la manera de afrontar els problemes que té cada individu, però sempre em de pensar que no estem sols i que després de dies tristos en vindrán de més bons, no ens em de sentir infelisos perque segur que trobem molt moments de felicitat en el transcurs de la nostre vida, perque per molt negre que ho veieu quan esteu apagats, recordeu sempre, la FELICITAT si existeix.
Us deixo un escrit que vaig trobar un dia que realment es del que parlo, es titula:  A veces..

A veces, cuando los días son grises, cuando suena el despertador en tu sueño más plácido para llevarte a rastras a un nuevo día de estrés y agonía, cuando los problemas se amontonan a tus espaldas, cuando tienes frío, cuando lloras sin saber por qué algunas mañanas, cuando estás enfadada contigo misma hasta llegar a hacerte daño crees erróneamente que eres una eterna víctima de la infelicidad... Pero reflexiona sólo un minuto. Cierra los ojos. Respira muy hondo hasta llenar de aire fresco de nuevo tus pulmones. Siente cómo tu corazón se relaja, la sangre palpita en tus sienes, tus pulsaciones bajan... y transporta a tu alma aquellos pequeños momentos que te hacen sentirte viva: las mañanas de domingo cuando entra el sol a sacarte de la cama, pero hoy no, hoy no que estás acompañada; los días de playa dejándote arrastrar inerte por las olas; la arena caliente bajo tu cuerpo; la música que te mueve, que te anima; los sábados por la noche cuando te preparas para una nueva e intrigante madrugada; las tardes de sofá y peli bajo tres capas de mantas; las comidas entre nosotras mirando la tele y riendo con ganas; las mañanas que te levantas y ya huele a café recién hecho y a tostadas; cuando el agua caliente de la ducha recorre tu piel reconfortándola por las horas cansadas; las llamadas a cualquier hora y cualquier día de la gente que te importa, y el sentir de vez en cuando esas cosquillas, ese hormigueo, cuando determinadas manos recorren tu espalda... Infinitos instantes que constatan que la felicidad existe sin duda.

Y es que te voy a contar mi secreto: los momentos más grandes son los pequeños momentos.

TÀNIA P.